¡Y ahora el resto de la historia!
Y pensar que todo empezó porque me mareo en embarcaciones pequeñas…
Vivo en el noroeste del Pacífico de los Estados Unidos y, a menudo, escucho con celos a los viajeros contar sus aventuras más recientes de avistamiento de ballenas. Pero cuando lo intenté, ¡me mareé! Habiendo atravesado con éxito el Atlántico cuatro veces en un barco durante mi infancia sin efectos nocivos, me consternó cuando, tenía 30 años, un viaje corto en un velero y un bote me provocó mareos. Esa infame descripción de la experiencia en la que “primero piensas que vas a morir de esta miseria y luego tienes miedo de no hacerlo”, sonaba cierta.
Aprendí que los barcos más grandes tenían estabilizadores que ayudaban a prevenir el balanceo excesivo y el mareo. Con los dedos cruzados y de vacaciones en México, investigué empresas de Cabo que también ofrecían cruceros privados. ¡Eureka! Love Shack Cruises ofreció excursiones de cuatro horas con comida y bebida, un mirador exterior en el nivel superior y alojamiento interior protegido. Perfecto.
El resultado fue el inolvidable crucero nocturno descrito en mi publicación, “Año Nuevo Lunar del Dragón Crucero al Atardecer, Cabo San Lucas 10 de febrero de 2024."
Traducción: Prof A. Winston
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